La disminución de la fertilidad y/o el dolor son los dos síntomas principales asociados, sin embargo, un gran porcentaje de varones con varicocele no tendrán síntomas.
La presencia de pequeñas venas dilatadas rodeando el testículo genera un leve aumento de temperatura local que, de manera indirecta, es responsable de que empeore la calidad del esperma generando problemas de fertilidad. Es importante destacar que tener un varicocele no implica necesariamente un trastorno de la fertilidad.
En el caso de que un varón sufra problemas de fertilidad sí que es imprescindible descartar la presencia de varicocele aunque el tratamiento de este no podrá garantizar una mejoría en la calidad del esperma.
Ante este dilema, dado el que el tratamiento es mínimamente invasivo, sencillo y de mínimos riesgos y molestias, muchos especialistas opinan que los varicoceles en varones adolescentes deben tratarse para evitar efectos sobre la fertilidad en un futuro.
En los varones adultos que ya padecen problemas de fertilidad y tienen el varicocele desde hace años, también es recomendable el tratamiento porque, aunque es impredecible, es cierto que la desaparición del varicocele puede, en algunos casos mejorar la calidad del esperma.
El dolor es el síntoma mas frecuente y es el resultado de la hinchazón constante de las venas alrededor del testículo.
Típicamente es un dolor que aumenta lentamente con los años pero tolerable, y que ocurre más frecuentemente después de largos periodos sentado, de pie, tras realizar ejercicio físico o después de mantener relaciones sexuales.
En ocasiones es necesario tomar analgésicos y mejora e incluso desaparece al permanecer acostado. Tras el tratamiento, el dolor suele desaparecer completamente en la mayoría de los casos.
Al observar y palpar el escroto se puede identificar una zona abultada de consistencia blanda que se conoce como “bolsa de gusanos” rodeando al testículo izquierdo.
La confirmación 100% del diagnóstico es mediante la realización de una Ecografía Doppler del escroto en la que se verán con claridad estas venas dilatadas.
Se trata de una prueba de imagen, indolora y que puede repetirse las veces que haga falta porque no requiere el uso de radiación.
La prioridad del tratamiento del varicocele es controlar los síntomas importantes, sobre todo dolor.
Es importante recordar que el varicocele es una patología benigna por lo que SI NO DA SÍNTOMAS NO HAY QUE TRATARLO. Tampoco es necesario realizar revisiones periódicas salvo en los niños, a los que se hace seguimiento hasta llegar a la pubertad para entonces decidir si es necesario el tratamiento.
En casos graves, las varices se pueden llegar a ulcerar creando heridas que no cicatrizan en la piel con riesgo de infección. En este caso el tratamiento se considera de alta prioridad y muy eficaz para resolver el problema.
En el momento actual existen dos opciones terapéuticas: la embolización y la cirugía. Ambas opciones tienen resultados y tasas de éxito muy parecidos.
La embolización es un tratamiento mínimamente invasivo que no requiere ingreso hospitalario ni la realización de grandes incisiones quirúrgicas. Otra ventaja es que al día siguiente el paciente podrá realizar todas sus actividades habituales y no necesitará baja ni periodo de convalecencia.
La intervención no duele. Puede ser molesta la punción de la vena o sentirse usted nervioso por estar tumbado dentro de una sala de angiografía. Este hecho no debe preocupar al paciente puesto que el radiólogo le pondrá anestesia local previa a la punción y si es necesario se puede requerir la asistencia de una anestesista o se pueden usar fármacos para realizar una sedación y que usted esté tranquilo.
El procedimiento dura aproximadamente 1 hora. Con los avances y técnicas actuales la embolización consigue controlar los síntomas del varicocele prácticamente en el 100 % de los casos.
El paciente acudirá en ayunas a la sala de Radiología Vascular, que es un quirófano equipado con un angiógrafo, dispositivo que mediante el uso de rayos X permite navegar de forma controlada por dentro de los vasos y conductos del cuerpo.
Tanto en el caso de la embolización como en del tratamiento quirúrgico, la eficacia es muy alta con resultados muy parecidos, pero con la embolización no es necesario quedarse en el hospital ingresado y además, en general, se controla mucho mejor qué venas deben ser tapadas.
Que el tratamiento sea incompleto o que reaparezca el varicocele puede llegar a ocurrir en un 12-15% de los casos. Esto se explica en parte por las diferencias anatómicas que existen en cada uno de los pacientes que se someten al tratamiento y también a la existencia de venas colaterales que pueden ser causa de que estas varices se recanalicen pese a tener un tratamiento previo.
En el caso de que la opción quirúrgica falle, la embolización es la alternativa más eficaz para completar el tratamiento.
La Sociedad Española de Radiología Vascular e Intervencionista (SERVEI) es una asociación médico-científica, sin ánimo de lucro, fundada en 1987, con el objetivo de promover la formación, el desarrollo, la investigación, el intercambio de conocimientos y la difusión de la Radiología Vascular e Intervencionista (RVI).
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