Las varices pélvicas son cordones venosos dilatados localizados en el interior de la cavidad abdominal que se sitúan rodeando al útero y los ovarios.
Cuando una vena no trabaja correctamente, es decir que no drena la sangre a la velocidad y volumen adecuados, se queda congestionada y dilatada. Esta dilatación, que inicialmente es reversible, con el tiempo se hace irreversible y la vena normal acaba degenerando en una variz. Una vena permanentemente distendida, además de no cumplir correctamente su función, puede resultar dolorosa.
En algunas ocasiones, las varices pélvicas van a ocasionar un auténtico suplicio para las pacientes causando, entre otros síntomas, dolor pélvico crónico, circunstancia que se conoce medicamente como Síndrome de Congestión Pélvica (SCP).
El dolor se localiza en el bajo vientre o en la región lumbar. En general se trata de un dolor similar al de una menstruación dolorosa que empeora a lo largo del día y mejora cuando la mujer se tumba. Puede requerir analgésicos diarios y periodos de descanso tumbada durante el día, interfiriendo en la actividad diaria.
El síntoma más característico es el dolor en la zona inferior del abdomen. Este dolor generalmente se acentúa con las siguientes acciones:
En general, para poder hablar de Síndrome de Congestión Pélvica, el dolor debe existir durante un periodo superior a 6 meses.
Es muy importante la visita a su ginecólogo que deberá realizar un examen completo para descartar que la causa de su problema sea ginecológica.
Es frecuente que procesos ginecológicos habituales coexistan con el Síndrome de Congestión Pélvico (SCP). Si la paciente responde al tratamiento hormonal (medroxiprogsterona) debe ponerse en duda la existencia real de este síndrome.
La endometriosis y los trastornos menstruales dan síntomas similares o superponibles al SCP y deben descartarse antes de hacer un diagnóstico final del Síndrome de Congestión Pélvico.
Si hay sospecha de síndrome de congestión pélvica, lo más adecuado es que se derive a una Unidad de Radiología Intervencionista para poder realizar las pruebas de imagen necesarias que ayuden al diagnóstico.
Las prueba que confirma el diagnóstico de las varices pélvicas es la flebografía pélvica.
Otros estudios que pueden ayudar a identificar esta patología son la ecografía abdominal y transvaginal.
La embolización es el tratamiento de elección en las pacientes sintomáticas. Este tratamiento consiste en obstruir (embolizar) de manera controlada y deliberada la vena varicosa. Obstruyendo las venas varicosas la mejoría ocurre en un 75 % de los casos, es además una mejoría que con el tiempo suele ir a más y estabilizarse.
La embolización es un procedimiento muy seguro que generalmente se realiza de manera ambulatoria o como mucho con una noche de ingreso hospitalario. Sus riesgos son muy escasos y el principal problema que podemos encontrar es que no sea suficientemente efectiva para controlar el cuadro doloroso.
Se realiza una pequeña punción con una aguja fina en una vena (en la ingle, el cuello o el antebrazo) que será el punto de entrada del catéter.
El radiólogo vascular intervencionista guiado por rayos X dirigirá el catéter hasta las venas varicosas pélvicas a través de la vena gonadal, generalmente la del lado izquierdo.
Navegando por el interior de cualquier vena podremos ir desplazando nuestro catéter hasta llegar a cualquier vena por muy alejada que esté del punto de punción. Esta maniobra es sencilla y usted no notará nada.
Una vez que el catéter esté en la posición deseada se liberarán por él sustancias que bloquearán y a medio plazo destruirán las venas varicosas.
No debes preocuparte por la oclusión de una vena en particular (la vena varicosa y enferma) pues siempre existen otras venas sanas que serán las responsables del drenaje venoso de tu pelvis.
Por el hecho de estar taponando una vena, la embolización puede desencadenar un dolor transitorio y autolimitado en un 15-25% de los casos. Este dolor responde bien al tratamiento con ibuprofeno y cede en unos días.
Al día siguiente de haberse realizado la embolización podrás hacer vida normal retomando todas tus actividades diarias habituales. Puedes reincorporarte al trabajo, hacer ejercicio físico, viajar o tener relaciones sexuales. Este tratamiento no tiene repercusión en la fertilidad, la menstruación o en la reserva ovárica.
Existe un 25 % de mujeres que después de la embolización no presentarán una mejoría significativa y esto se debe a que, además de las varices pélvicas, existen otras múltiples causas (ginecológicas, hormonales, neurológicas, somáticas…) que coexisten con las varices y que también son responsables del dolor.
La Sociedad Española de Radiología Vascular e Intervencionista (SERVEI) es una asociación médico-científica, sin ánimo de lucro, fundada en 1987, con el objetivo de promover la formación, el desarrollo, la investigación, el intercambio de conocimientos y la difusión de la Radiología Vascular e Intervencionista (RVI).
PACIENTES
Aviso Legal | Política de Cookies (UE) | Política de Privacidad
Desarrollo realizado por: Orix Agencia de Desarrollo Web
CONTACTO
Calle Alcalá 135, 1ª planta
28009 Madrid
España
Lunes a Viernes
de 9:00 a 18:00